miércoles, 18 de febrero de 2009



El Tiempo nos atrapa, con manecillas de obsidiana aprieta las nudosas cadenas de nuestra vida, nos engaña mostrandonos lo perecederos que podemos llegar a ser, lo proximos que estamos a todo pero suficientemente lejanos como para no poderlo asir; el tiempo se burla de nuestras prisas muy a sabiendas que solo lo invento para vernos correr, el tiempo solo es eso: Tiempo, no hay masa tiempo que vida ni vida en el tiempo, no hay mas tiempo que el tiempo que te dedicas, o que dedicas o que cincientizas, no hay mas tiempo que TU tiempo, no hay vida en el tiempo porque el tiempo ahoga, el tiempo te hace ver perecedero, y no eres finito a menos que tu lo desees o estes conciente de ello. Yo no soy finito, me deshebro en el tiempo, viajo y me colapso por todos los vertices que son expandidos, mi tiempo corre a mi lado, me acompaña pero no me persigue, me guia pero no me muestra, mi tiempo es una vertebra al desnudo que muestra no lo finito del ocaso, que muestra lo infinito de mi espacio. Mi tiempo y yo nos complementamos, si yo corro mi tiempo se aletarga, pero si me aletargo mi tiempo se desenfrena y desboca como sierpe iracunda, si espero, mi tiempo no me hace llegar, pero si no espero nada mi tiempo me hace llevar sorpresas y obsequios. Mi tiempo es un espejo de obsidiana humeante. Mi tiempo se evaporo antier y no me quedo mas que respirarmelo.

No hay comentarios: